
🧁 Buñuelos de viento: tradición, costumbres y receta de la abuela
🌿 Origen y significado
Los buñuelos de viento son uno de los dulces más entrañables de la repostería tradicional española. Su origen se remonta a tiempos medievales, aunque se cree que derivan de preparaciones romanas y árabes.
El nombre “de viento” viene de su textura: al freírlos, la masa se infla y queda hueca por dentro, ligera como el aire.
En España, están especialmente ligados a la festividad de Todos los Santos (1 de noviembre) y al Día de los Difuntos (2 de noviembre). Estas fechas son de recogimiento y memoria familiar, y los buñuelos simbolizan, según la creencia popular, que por cada buñuelo que se come, un alma sale del purgatorio.
Por eso, comerlos no es solo un placer gastronómico, sino también un acto cargado de sentido espiritual y tradición.
🕯️ Costumbres y variantes regionales
Durante el otoño, las pastelerías y hogares españoles se llenan del aroma de los buñuelos recién fritos.
En cada región tienen su toque:
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En Madrid y Castilla: suelen rellenarse con crema pastelera, nata o trufa.
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En Andalucía: la masa lleva a veces un toque de anís o vino dulce.
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En Cataluña y Baleares: también son típicos en Cuaresma y Semana Santa.
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En América Latina: el concepto viajó con los conquistadores, transformándose en buñuelos planos o bañados en miel.
Además de ser un postre de Todos los Santos, en muchos pueblos también se preparan en ferias y fiestas patronales, acompañados de chocolate caliente o café.
👩🍳 Receta tradicional de buñuelos de viento
🧂 Ingredientes (para unas 25 unidades)
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125 ml de agua
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125 ml de leche
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100 g de mantequilla
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1 pizca de sal
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1 cucharadita de azúcar
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150 g de harina de trigo
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4 huevos
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Aceite de oliva suave (para freír)
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Azúcar y canela para rebozar
👉 Opcional (para aromatizar): cáscara de limón o naranja, o un chorrito de anís.
🍳 Preparación paso a paso
1. Hacer la masa base (masa choux)
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En un cazo, calienta el agua, la leche, la mantequilla, la sal y el azúcar.
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Cuando empiece a hervir, retira del fuego y añade toda la harina de golpe.
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Remueve con una cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes y forme una bola.
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Vuelve a ponerla al fuego 1 minuto, removiendo, para que pierda humedad.
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Deja templar unos minutos.
2. Incorporar los huevos
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Añade los huevos uno a uno, batiendo bien tras cada adición.
La masa debe quedar brillante, espesa pero cremosa, capaz de caer lentamente de la cuchara.
(Si está demasiado densa, añade medio huevo más batido.)
3. Freír los buñuelos
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Calienta abundante aceite de oliva suave o de girasol (a unos 170 °C).
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Con una cucharita, ve echando porciones pequeñas de masa.
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Los buñuelos se inflarán solos y se darán la vuelta al dorarse.
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Fríelos hasta que estén dorados y ligeros.
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Escúrrelos en papel absorbente.

4. Rebozar y rellenar (si quieres)
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Reboza en azúcar con canela mientras aún están templados.
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Puedes rellenarlos con crema pastelera, nata montada, trufa o chocolate usando una manga pastelera.
☕ Consejos de la abuela
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No pongas muchos buñuelos a la vez en la sartén: necesitan espacio para inflarse.
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Si los quieres más ligeros, usa solo agua en vez de leche.
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Rellénalos cuando estén completamente fríos para que no se ablanden.
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Acompáñalos con chocolate caliente o café con leche y una tarde de lluvia.




