Ingredientes:
3 huevos.
75 gr. de azúcar.
75 gr. de harina de repostería.
Para el relleno:
200 ml. de nata de montar.
2 cucharaditas de Nescafé.
Dos cucharadas soperas de azúcar.
Cacao en polvo.
Elaboración:
Separamos las yemas de las claras.
Montamos las claras a punto de nieve.
Batimos las yemas hasta blanquear con el azúcar.
Añadimos las claras montadas a las yemas y mezclamos con movimientos envolventes.
Es el momento de añadir la harina tamizada y volvemos a mezclar de nuevo con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla en la bandeja del horno que habremos cubierto con una hoja de papel de horno.
Con la ayuda de una espátula, extendemos la masa evitando no manipularla en exceso para que nos quede esponjoso. Si se manipula en exceso, pierde aire y nos quedará chafado.
Hornearemos unos doce minutos a 170º. No dejaremos que se tueste mucho porque si no se nos romperá al enrollarlo.
Colocamos un paño de algodón, lo humedecemos y estiramos bien sobre nuestra mesa de trabajo.
Sacamos del horno y le damos la vuelta de forma que el bizcocho quede sobre el trapo húmedo y el papel de horno encima.
Retiramos el papel y lo enrollamos en el trapo húmedo unos diez minutos hasta que se enfríe.
Mientras, preparamos el relleno. Carmina ha elegido una crema de moka hecha con la nata, el azúcar y el Nescafé.
Desenrollamos nuestro rollo y repartimos el relleno. No cubriremos toda la masa para evitar que se nos salga cuando enrollemos de nuevo.
Espolvoremos con cacao.
Toca enrollar de nuevo y decorar. Reservamos en la nevera hasta la hora de consumir
Carmina termina diciéndonos: «La decoración final puede ser muy variada. Yo le he puesto azúcar glass y corazones de cacao».